Una alimentación saludable es fundamental para mantener un estado óptimo de salud y prevenir diversas enfermedades. Una dieta desequilibrada puede incrementar el riesgo de padecer problemas de salud.
Entre los riesgos de una alimentación no saludable tenemos:
Incrementan las enfermedades cardiovasculares (infartos y derrames)
Favorece la hipertensión arterial, diabetes y aumento del colesterol
Aumenta el riesgo de cáncer
Padecer de osteoporosis y enfermedades dentales
Promueve el sobrepeso y la obesidad
Produce deterioro de la memoria
Eleva los estados inflamatorios y el dolor
Altera el ritmo de recuperación física y aumenta el riesgo de lesiones
Incrementa la fatiga y el cansancio tanto físico como mental
Puede ocasionar insomnio o dificultad para conciliar el sueño
Provoca desajustes intestinales y estomacales
Contribuye al estrés y agotamiento
Favorece la ansiedad y la depresión
Facilita los trastornos de la alimentación
Produce un envejecimiento acelerado
Una alimentación saludable incluye:
Evita lo blanco (sal y azúcar) al comer
Evita los alimentos procesados y los aditivos
Reduce el consumo de productos altos en calorías y grasas
Convierte tus platos en un festival de colores con frutas, verduras y vegetales
Ingiere diariamente productos lácteos, preferentemente descremados
Si no toleras la leche, prueba leche sin lactosa o de origen vegetal
Come moderadamente productos de origen animal
Prefiere las carnes blancas y rojas magras
Come lento (15 minutos o más)
Nunca te saltes el desayuno
Cena ligeramente evitando cafeína, alcohol y bebidas azucaradas
Ingiere 8 vasos de 8oz (250ml) de agua en lugar de bebidas azucaradas
Planea tus comidas con anticipación y compra ingredientes saludables
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